Tan pequeñito. Su manito se extiende hacia el pecho de su madre; sus deditos se estiran en completa dependencia y amor. Prematuro por 12 semanas, él solo tiene 28 semanas de haber nacido de una madre de 20 años, pequeñita también ella. Pequeña pero fuerte.
De nombre le pusieron Levi Henk. Henk también nació prematuro a causa de los bombardeos durante el embarazo de su madre. En el día que él llegó al mundo, su provincia se libró de la invasión alemana. Henk no tenía ninguna esperanza de sobrevivir, los hospitales estaban llenos de heridos de guerra y no había cuartos para operarlo. A pesar de todo, su madre no se rindió y 75 años más tarde él puede ver a su primer bisnieto llevar su mismo nombre. Él era pequeñito; su madre buscó a un Dios fuerte.
Desde el aislamiento se elevan oraciones que ingresan al cuarto del hospital y la poderosa presencia de Dios cuida del pequeño Levi. Esas oraciones se arremolinan en la hemorragia cerebral. Eres un pequeñín muy listo. Le toman el pulso a su corazón. Eres un pequeñín muy fuerte. Le dan oxígeno a esos pulmones que apenas pueden respirar. Eres valiente, amado, deseado, precioso; tienes mucho por vivir. Inhala, exhala. Respira verdad. Respira vida.
Está vez no hay bombardeos, pero hay una guerra viral que se levanta en todo el mundo. Por todos lados surge el dolor y las dificultades.
Desde el aislamiento se elevan oraciones. Aférrate, estira tu mano y extiéndela hacia el pecho del Creador de Vida; siente como Su corazón late por ti, busca Su fortaleza y descansa y crece y sabe que eres amado.
Traducido por Renzo Farfán