La hija exprime unos limones para preparar limonada. Una burbujeante sopa de zanahoria sobre la cocina y una fresca barra de pan recién salida del horno. El estómago suena de hambre, la boca saliva.
«¿Mamá?» —la hija aleja su atención de los sonidos de su estómago.
«¿Mmm?» —responde, con las manos cubiertas de espuma.
«Durante todos esos años en los que practicaba natación, oraba y le pedía a Dios que me ayudara a competir bien, pero en realidad nunca le dediqué la natación a Él. Ahora me doy cuenta de que eso era lo que debería haber hecho».
Una imagen aparece en su mente. Un girasol con la corola mirando hacia abajo, centrado en sí mismo. Ayúdame, bendíceme, ayúdame a ganar.
Otro girasol remplaza al primero. Su corola mirando al cielo, sus pétalos extendidos. Esto es para ti, Señor, todo para ti.
Ella le sonríe al girasol de hija a lado suyo.
«Esa es una revelación muy hermosa que cambia tu perspectiva, mi amor; mirar hacia arriba en vez de mirar hacia adentro» —le dice.
Ella se pone a pensar en su hijo y en su otra hija que están a punto de rendir exámenes importantes y decisivos. Todo para Él, susurra en sus oídos. Enaltecidos, dedicados, todo para Él.
Esa preciosa flor, tan abierta y brillante, no importa si gana o pierde, no importa si aprueba o desaprueba. Está recubierta del calor del sol y todos pueden contemplar su belleza. Es libre de las ataduras del “tengo que ser mejor” o “no doy la talla”. Esa flor crecerá y aprenderá con una fortaleza firmemente sembrada y una corola radiante.
Ese girasol de hija le enseña varias cosas. Ella levanta su propio rostro. Esto es para ti, Señor, todo para ti.
«En conclusión, ya sea que coman o beban o hagan cualquier otra cosa, háganlo todo para la gloria de Dios». 1 Corintios 10:31 NVI
Traducido por Renzo Farfán
Elena Cáceres Andonaire. says
Gracias querida Alison. Bendiciones para ti y tu familia
alison.bury says
Gracias querida Elena, y abrazos fuertes para ti y tu familia!