Se sentó al borde de un acantilado contemplando un mar oculto en neblina. A ella le gusta ver el horizonte, tener un panorama claro y saber lo que está por venir. Le gusta planificar y tener todo organizado. Le gusta hacer listas y poder tachar lo que ya se ha logrado.
Ahora que dejan un país para entrar a uno nuevo, ella sabe que hay muchas incógnitas que no puede ver con claridad, cosas que no están programadas ni organizadas.
La densa niebla atrae su mirada. Aquí estoy, ella escucha.
Se imagina a su Jesús caminando sobre esa agua, caminando en esa niebla, en esa tormenta, en esas olas. Él lo sabía, Él lo sabe.
Al otro lado del océano, con la cabeza nublada por el desfase horario, se adentra de ese acantilado hacia algo nuevo. Con los ojos puestos en Su rostro, ella camina por el agua cubierta de niebla; y a pesar de no poder ver el horizonte, ella confía que Él puede y va a guiarla en el camino.
El gozo burbujea dentro de ella como una gaseosa. Gozo y gratitud por todo lo acontecido y lo que quedó atrás. Gozo por los días que están por venir y por todo lo desconocido que depara el futuro. Gozo porque Él está ahí, y ella quiere estar en donde Él esté. Aunque esto signifique que habrá tormentas, la calma, u horizontes ocultos.
Traducido por Renzo Farfán
Elena Cáceres Andonaire. says
Gracias querida Alison, Él Señor, está en todo tiempo con los que le buscan y lo Aman. Bendiciones para ti y tu familia
alison.bury says
Gracias amiga querida! Como te extrano! Bendiciones a ustedes!